Shelcy Sánchez aspira a convertirse en la primer travesti colombiana en obtener un escaño en el Congreso de su país para dotar de “condiciones dignas” a trabajadores sexuales, lo que genera entusiasmo entre la comunidad gay pero apatía y rechazo en otros sectores de la sociedad.
“Mi aspiración nace de una convicción y una necesidad: demostrar que podemos lograr un destino distinto a vivir en el clóset o vernos forzados a ejercer la prostitución. Pero aquellos obligados a ejercer el trabajo sexual, deben gozar de condiciones laborales dignas”, dijo a la AFP.
Sánchez, que inscribió su candidatura a la Cámara de Representantes de su país por el departamento (provincia) del Valle, en las elecciones de marzo próximo dice contar con el respaldo de 25.000 miembros de la comunidad LGTB. “No seremos machos pero sí muchos y vamos a demostrarlo en las urnas”, bromeó.
“Mi propuesta es hacer que se otorgue al trabajo sexual el reconocimiento como oficio, lo que dotaría a quienes lo ejercen de beneficios como el acceso a la seguridad social, a los sistemas de salud, el gozar de una pensión por vejez o invalidez, e inscribirse a beneficios de los riesgos profesionales”, añadió.
Las reacciones a su candidatura no se hicieron esperar. “Permitirá que los colombianos comprendan que las personas transgénero no son extraterrestres ni ladronas o drogadictas como las perciben. Que toman las riendas de su futuro y comienzan a ganar terreno”, dijo a la AFP el activista Carlos Serrano.
Serrano, director de Radio Diversia -la única emisora colombiana para la comunidad gay que emite desde la clandestinidad debido a amenazas de muerte contra sus directivos- destaca la propuesta de la travesti de dotar de beneficios legales en salud a miembros de esa comunidad. “La principal causa de muerte de estas personas son enfermedades ligadas a sus transformaciones físicas. Las operaciones se hacen hoy de forma artesanal, pues los sistemas de salud no las cubren. Argumentan que son cirugías estéticas, cuando realmente les permite aceptarse como personas”, enfatizó Serrano.
No es la primera ocasión en que Shelcy -de 28 años de edad – hace proselitismo, aunque sí es la primera en que aspira a ocupar un cargo de elección popular. Hasta hace unos meses, fue vicepresidenta de la Fundación ‘Transmujer’, que aboga por los derechos de las transexuales. “Aspiro a llegar a la Cámara de Representantes porque es hora de hacer visibles los problemas de nuestra comunidad, de afrontar retos, de demostrar que detrás de nuestras almas femeninas encerradas en cuerpos de hombres conviven personas talentosas que pueden aportar a la sociedad”, concluyó.
La travesti se inscribió en nombre del Partido Liberal colombiano, opositor al gobierno de Álvaro Uribe, al que agradeció “la grandeza de corazón y demostración de tolerancia” al darle el aval. “Sé que mi campaña no va a ser nada fácil, pues todavía hay mucha discriminación en nuestro país”, aseguró.
Sin embargo, Diana Navarro -también travesti y asesora de la Alcaldía de Bogotá- critica “la manipulación coyuntural a su comunidad por parte de los movimientos políticos”, que -dijo- “sólo nos tienen en cuenta ahora, en época electoral, para obtener votos”. “Las transexuales colombianas estamos en camino de conformar un partido político propio que no esté detrás de cargos, sino de elevar una propuesta integral para nuestra sociedad, desde la perspectiva trans”, enfatizó Navarro, directiva, además, de la Red Nacional de Personas Trans.
La ONU, a través de su oficina de derechos humanos en Colombia, ha condenado el asesinato de una veintena de miembros de la comunidad transgénero en este país en los últimos años a manos de las llamadas organizaciones delincuenciales de “limpieza social”.
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