La familia


Se llaman
Zeta y Vielpunkt y han adoptado a un pobre huérfano abandonado. Son una pareja de fornidos machos alemanes de la localidad portuaria de Bremerhaven que deseaban formar una familia. Desde hace cuatro semanas lo han conseguido. Y se desviven por su vástago. Se han encargado de darle abrigo a su polluelo, alimentarlo alternativamente, de que crezca en un entorno cálido y, probablemente, de que tenga las amistades adecuadas.

Sus progenitores biológicos, heterosexuales obviamente, lo habían abandonado a su suerte cuando apenas se trataba de un ser vivo, no de un ser humano. Les importaba, literalmente, un huevo. En cambio, Zeta y Vielpunkt le darán una vida. Una vida digna. Y un futuro.

Nadie se ha rasgado las vestiduras en este pueblecito costero a pesar de ser una zona eminentemente portuaria. Sobre todo teniendo en cuenta que la tolerancia no se les presupone -como el valor a los soldados- a los estibadores germanos. La noticia ha acaparado las portadas de los diarios a nivel planetario. La foto de la familia feliz. Una familia no tradicional pero familia al fin y al cabo. Una pareja gay con su cría desvalida. Todo amor. Todo sonrisa. Y en Bremerhaven nadie se preocupa de si la cría Humbolt crecerá o no traumatizada. Tiene quien la quiera.

Una vez más, los alemanes nos han dado una paliza. Moral. Y esta vez, no ha sido desde el altar tecnológico sino desde el reino animal. Quizá había olvidado comentarles que Zeta y Vielpunkt viven en un zoo. Y que son un par de pingüinos. Ah, eso lo cambia todo, le dirán ¿O no?


fuente 20minutos.es

+ info elporvenir.com.mx

Publicar un comentario

0 Comentarios